Racialización, Polarización y Política: Los latinos en los Estados Unidos
1/9/2003
Dr. Victor M. Rodríguez Domínguez
(sociólogo y catedrático asociado en el departamento de estudios latinos y chicanos de la Universidad de California, Long Beach. Correo electrónico: vrodrig5@csulb.edu)
“Cuando alguien con la autoridad de un maestro describe al mundo y tu no eres parte de ese mundo, hay on momento de desequilibrio psíquico, es como si te miraras en el espejo y no vieras nada.
-------------- Adrienne Rich, “Invisibility in Academe”
Ronald Takaki, el historiador norteamericano de descendencia japonesa, en su clásico “Un Espejo Distinto” nos anuncia que los Estados Unidos se apresta a enfrentar una grave crisis racial. Sus palabras no han encontrado eco en los medios de comunicación latinos y anglos; estos medios, por el contrario, exaltan el éxito en la incorporación económica y cultural de los latinos a la cultura y sociedad norteamericana. Pero debajo de las imágenes que nos proveen los representantes de la elite norteamericana, encontramos un patrón distinto. Existe una creciente brecha económica en las comunidades latinoamericanas , y una fisura cultural en términos del sentido de identidad en algunos grupos, particularmente entre los boricuas de la diáspora y la isla.
En momentos como este, cuando enfrentamos guerras y rumores de guerra, la incertidumbre sobre el futuro de Vieques, renovados debates sobre nuestra identidad nacional puertorriqueña, es importante mantener nuestra óptica en lo que sucede en la comunidad latinoamericana en los Estados Unidos. Durante el pasado año 2002, los latinos en los Estados Unidos nos presentan una imagen algo confusa y bifurcada. Los recientes libros de Jorge Duany “Puerto Rican Nation on the Move” y Susan Baker sobre la identidad y la pobreza entre los boricuas en los Estados Unidos, nos recuerdan la complejidad de la experiencia de los inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos. Complejidad, que se homogeneiza en los medios de comunicación al presentarsenos imágenes del éxito de individuos como Jennifer López, Marc Anthony, Benicio del Toro, Salma Hayek, María Celeste Arraras y otros que han podido abrirse camino en el espeso matorral de la sociedad norteamericana. Pero en realidad, y de forma concurrente, la comunidad latinoamericana también sufre la exclusión, la discriminación racial y la creciente perdida de una cultura común con sus países de origen. A la misma vez, los latinos dejan su huella en la cultura popular norteamericana.
Otra tendencia que es discernible, en la experiencia política, es la bifurcación política entre los boricuas y los chicanos. Durante la guerra civil norteamericana, la linea Mason-Dixon separaba no tan solo el norte del sur, también separaba dos cosmovisiones del mundo muy diferenciadas. Hoy día, el río Misisipí, que separa al este y al oeste norteamericano, también representa una aparente brecha política: grandes sectores de los boricuas y los cubanos apoyaron candidatos republicanos, mientras los mejicanos en el oeste, fundamentalmente apoyaron al partido Demócrata. Pero esta tendencia, mas que un patrón de cambio fue una anomalía que pudiera no representar un cambio permanente.
Raza, Identidad y Política en los estados Unidos
La clave para comprender este proceso complejo y arrollador es la forma en que la cultura y sociedad norteamericana racializa a sus miembros. Racializar es el proceso por el cual las diferencia culturales que nos distinguen los unos de los otros se transforman en diferencias raciales. Los latinoamericanos, igual que otros grupos que han sido incorporado a los Estados Unidos, ya sea por la conquista o a través de la inmigración, a medida que pasa el tiempo, comienzan a ser encajonados en la arquitectura racial norteamericana. Este proceso, se intensifica a medida que sucesivas generaciones de inmigrantes se adentran al espacio institucional norteamericano. Ya adentro, las características culturales que los distinguen se convierten y son representadas, a nivel de la cultura popular, en diferencias raciales. Este es un proceso en el cual participan todas las instituciones sociales norteamericana, la educación, la economía, la política, etc. Sin embargo, las clases dominantes niegan que la racialización sea parte de la vida cotidiana norteamericana. Es un lugar común pensar hoy día en los Estados Unidos, que la raza no constituye una característica determinante en la cultura y la política estadounidense. Sin embargo, para los sujetos del proceso de racialización, esta es una experiencia muy real, muy concreta.
Cuando el inmigrante latinoamericano arriba a los Estados Unidos, el mejicano se convierte en un “mexican-american” o chicano, el puertorriqueño se convierte en “Porto Rican,” y en conjunto se convierten en “latinos.” Estas etiquetas, en el contexto racializado de la cultura popular en los Estados Unidos, representan fundamentalmente, diferencias raciales. Estas diferencias son internalizadas hasta el punto en que se convierten en parte de la nueva identidad americanizada y racializada. Estas diferencias, vienen a representar distintos estamentos en un sistema de jerarquía social que define la sociedad norteamericana. Los Afro-Americanos ocupan un lugar, los blancos el sitial mas alto, los asiáticos un nivel intermedio y los latinos, han experimentado, utilizando el concepto de Duany, un “vaivén “en su posición dentro de la escala racial en los Estados Unidos.
Una de las esferas sociales donde podemos observar este fenómeno con mas perspectiva es en el mundo de la política. Uno de los asuntos mas comentados en la prensa norteamericana este pasado año fue, ¿cual sera el rol de los latinos en la política norteamericana? ¿Seguirán la vía racializada de los Afro-Americanos? O, por el contrario, ¿tomaran el otro camino también racializado, el de los inmigrante europeos? ¿Seguirán este patrón, convirtiendose en otro grupo étnico mas dentro de el grupo poblacional blanco? Este pasado año ambas preguntas tuvieron variadas respuestas.
La batalla por incorporar el voto latinos
Uno de los retos que enfrentan los grupos subordinados en una metrópoli, es como mantener su visibilidad. Sentirse invisible en el mundo de la cultura es sentirse deshumanizado. Ser racializado significa perder un poco aquella parte de nuestra humanidad, nuestra cultura, que nos representa en formas que afirman nuestra existencia. La racialización homogeneiza al latino llevandole a perder lo que lo diferencia culturalmente. Deja de existir como ente cultural único e insustituible y comienza a vivir como un ente homogéneo, categorizado, una entidad racial. No existir como grupo representado en el espacio cultural, es vivir en un vacío. Como dice la poeta Adrianne Rich, grupos como los latinos necesitan verse en el espejo de la cultura, pero a veces, la imagen que ven es una racializada, distorsionada. Es por eso que cuando una Salma Hayek, un Tito Trinidad o una Jennifer López llenan las pantallas de sus televisores o los cines los latinos sienten un alivio en la opresión. Pero, el alivio es un espejismo que no refleja la realidad que se vive.
Durante las elecciones del año 2000, los latinos recibieron serenatas con salsa, rancheras, especialmente la elite del partido Republicano quería capturar una porción del voto latino. Los medios de comunicación en español recibieron millones de dolares en anuncios políticos dirigidos al mercado hispanoparlante. La mayor parte del “crossing over” que se dio en la política, no fueron latinos presentando una imagen “americanizada” sino anglos entrando al espacio cultural latino. Desempolvando el español mal aprendido en la escuela superior, decenas de políticos republicanos y demócratas entraron a las salas de los electores latinos diciendoles “Vote pour me.”
El partido Republicano en los Estados Unidos ha sido muy agresivo en su lucha por incorporar al sector de la clase media latina en sus filas. Durante las pasadas elecciones de noviembre 2002 fue bastante efectivo en colocar cerca de 32 candidatos latinos para puestos estatales y federales. Una de sus tácticas era la de colocar candidatos latinos en áreas donde ya se postulaban candidatos Demócratas, particularmente, si estos eran latinos.
Estas tácticas están basada en la realidad socio-demográfica de la comunidad latina en la metrópoli. La encuesta científica mas precisa que se ha conducido entre los latinos hasta ahora, el “Latino National Political Survey” (LNPS) demostró hace unos años atrás, que la población latina es socialmente conservadora, pero liberal en asuntos económicos. Es conservadora en asuntos tales como el aborto, la familia, y liberal en términos del rol del gobierno en proveer servicios tales como educación y beneficencia publica. Esta bifurcación en la perspectiva política ha sido avalada por encuestas mas recientes como la “PEW Hispanic Survey” (diciembre 2002) y el “Hispanic Opinion Tracker Study” (octubre 2002).
La estrategia republicana consiste en tratar de incorporar a aquellos sectores de la población latina a través de un discurso que enfatiza los valores que son cónsono con la cultura latinoamericana. Para esto han utilizado a latinos que ya han experimentado el proceso de asimilación como puentes entre la mayoría dominante anglo y la creciente población latina. Esta estrategia produjo muy buenos dividendos durante las pasadas elecciones. De hecho, casi produjo los mismos resultados de hace unas décadas cuando parecía que una proporción substancial de los latinos formarían parte de la base del partido Republicano.
Antes de la llegada masiva de inmigrantes latinoamericanos luego de la reforma de las leyes migratorias en el 1965, el proceso de asimilación cultural iba gradualmente conformando una población latina que se iba integrando, mas rápidamente que hoy, a la ruta asimilista que siguieron los inmigrantes europeos. Cuenta el historiador chicano Rudy Acuña en su libro “Anything But Mexican,” que cuando enseñaba en una escuela publica 30 años atrás, los estudiantes mejicanos no hablaban español. Ese proceso de asimilación fue el responsable de que cerca de 42% de los votantes latinos votaran por Reagan en las elecciones del 1980. Luego de esas elecciones los latinos habian dejado de coquetear con el partido republicano hasta las recientes elecciones del 2002.
Desde el 1980 hasta el presente ha surgido una mas compleja incorporación de los latinos al espacio social estadounidense. No solamente los latinos aprenden las normas culturales anglo-sajonas, sino que también comparten las suyas a niveles sin precedentes. La masiva inmigración, los nuevos medios de comunicación y transportación, han moldeado el proceso de asimilación y lo han diversificado sustancialmente. Pero, por otro lado, la intensificación de la racialización ha creado un proceso donde la diversidad dentro de la población latina se incrementa. Hasta el 1970, boricuas y mejicanos se les consideraba blanco, hoy día como grupo social son considerados no-blancos. Hay diferencias fundamentales entre los nacidos en los Estados Unidos (o que inmigraron bien jóvenes) y aquellos que nacieron en sus países de origen. Hoy día, cerca del 40 por ciento de la población latina nació en un país latinoamericano. Hay también diferencias regionales que crean procesos de racialización distintos en distintas áreas del país. El proceso de asimilación en el noreste, con la gran presencia de la población boricua es cualitativamente distinto al de la Florida, con la presencia cubana. Así, el oeste, con los mejicanos, como la población latina dominante, conforman un proceso distinto de asimilación.
Por ejemplo en California, hoy día, aun a nivel universitario, una buena proporción de los estudiantes latinos aun mantienen cierta facilidad de conversar en español. La razón para esto no es que el proceso de asimilación cultural se haya detenido, es que se ha puesto mas complejo por la gran cantidad de inmigrantes latinoamericanos. Cerca de la mitad de todos los estudiantes en el sistema escolar publico, son latinos. Mas que asimilación, lo que se da es un proceso de aculturación. Este es un proceso donde grupos negocian el intercambio de normas culturales y ambos grupos experimentan un cambio cultural. El nivel de negociación depende del poder y posición de cada grupo envuelto en este intercambio. A todas luces, los latinos enfrenta la mayoría dominante anglo en desventaja social y económica. Pero sus números, le ayudan a moldear el proceso a través del cual se “americanizan.” Pero esta “americanización” también incluye un proceso de Racialización.
La forma en que la racialización se expresa en la comunidad latina de los Estados Unidos, es muy distinta a lo que se da en términos raciales en Puerto Rico. En los Estados Unidos, la nueva identidad conformada por la racialización aunque tiene un fuerte tono racial indica la formación de una nueva categoría racial intermedia. Aun cuando esta es una forma de resistir la racialización, y evitar ser encajonado en las categoría bifurcadas de blanco-negro-indio-asiático, la forma de la resistencia esta aun inserta en el discurso racial. Durante el Censo del 1990, el 52 por ciento de los latinos se identificaban como blancos, en el 2000, solo el 48 por ciento se identifico como blanco mientras que el 42 por ciento de los latino se identificaron como de “otra” raza, y 4 por ciento como negros. Pero como muy bien señala Jorge Duany en su libro, esta resistencia a encajonarse en las tradicionales etiquetas raciales se hace dentro del marco racial. Ser latino o hispano mas que etiquetas étnicas marcando diferencias culturales son categoría con un contenido racial.
La mejor evidencia de lo expuesto arriba es que a medida que los latinos se adentran al espacio institucional norteamericano, su sentido de identidad es moldeado por el discurso racial norteamericano. El LNPS, utilizando data del Censo del 1990, por ejemplo, denota un claro patrón entre los boricuas. Mientras el 49 por ciento de los boricuas nacidos en los Estados Unidos se identificaban como “otro,” rehusando encajonarse en las categorías raciales bifurcadas, el 63 por ciento de los nacidos en la isla y residentes en los Estados Unidos se identificaron como blancos. Por otro lado, el 46.5 por ciento los boricuas nacidos en los estados Unidos usaron “latino” o “hispano” como forma de referirse como grupo pan-latino, solo el 33.2 por ciento de los nacidos en la isla utilizan la categoría pan-latina.
Mientras se da un proceso de hibridación racial en la comunidad latina de los Estados Unidos, en Puerto Rico, los boricuas parecen optar, frente al discurso racial bifurcado norteamericano, el blanqueamiento. Desde el primer censo conducido por los Estados Unidos en Puerto Rico en el 1899, cada vez mas, los puertorriqueños optan por identificarse como blancos al enfrentar las categoría raciales. Esto proceso, aunque aun no están claro todos sus perfiles, indican una internalizacion del discurso racial norteamericano. En Puerto Rico, desde el 1950, el censo de los Estados Unidos proveía cierta autonomía al gobierno colonial de Puerto Rico para decidir el tipo y contenido de las preguntas a utilizarse. Por ejemplo, la pregunta sobre identidad racial desapareció del cuestionario utilizado en Puerto Rico luego del 1950. Pero, comenzando con el censo del 2000 la pregunta racial reapareció como resultado de una decisión del entonces gobernador de Puerto Rico Pedro Rossello de utilizar el cuestionario usado en los Estados Unidos sin ajustarlo a la realidad de Puerto Rico (ver mi articulo sobre la política de este proceso en Censo 2000: Nación, raza y el discurso independentista" en dos partes en Claridad enero 7-13, 2000 pp. 14- 31 and Enero 14-20, 2000 p. 14 - 31.). El resultado fue que el 80.5% de los puertorriqueños en la isla se identificaron (o fueron identificados) como blancos. Todos los aspectos relacionados con este censo no están aun esclarecidos pero claramente indican una dinámica racial completamente distinta a la experimentada por los latinos en los Estados Unidos y particularmente los boricuas. El 47.5 por ciento de los boricuas en los Estados Unidos se identificaron como “otros” y solo el 45.8 porciento como blanco en el censo del 1990 (los datos del 2000 no están disponibles aun).
Racialización y política en la comunidad latina
“. . . la mayor parte de la gente vota en base asuntos filosóficos, no en base a la raza.”
----------David Beckwith, portavoz del Senado Tejano John Cornyn
En la búsqueda de visibilidad, en la lucha por humanizarse, los latinos utilizan tácticas variadas. Los materiales a su disposición, en esa lucha por establecer un espacio para la supervivencia en las entrañas del monstruo, son limitados. Es por eso que la adulación de instituciones como el partido Republicano tienen algún éxito en incorporar sectores de los latinos a sus filas. Este éxito se da apesar de la tradicional identificación de los latinos con el partido Demócrata en los Estados Unidos. Esta identificación no es una basada en una lealtad suprema al partido sino en una identificación con lo que supuestamente este partido representa. Como muy bien indican los estudios de identificación política, los latinos, mayoritariamente, se identifican con la plataforma demócrata. La encuesta de la PEW, el LNPS y otros estudios indican que los latinos son una compleja comunidad la cual elude las caracterizaciones simplistas. Pero es claro que es fundamentalmente una comunidad de clase trabajadora que se identifica con la necesidad de un gobierno que se enfrente a los problemas sociales de la educación, el trabajo y la salud. Estas áreas han sido asuntos en las que el partido Demócrata ha querido representarse como el portaestandarte de los excluidos y marginados. En cierta medida, ha podido mantener un balance precario entre los intereses de la clase dominante que representa (y que controla el partido). Y a pesar de que los analistas políticos conservadores niegan el rol de raza en el proceso político, las ultimas elecciones (2002) dieron muestra fehaciente de su relevancia e influencia.
En California, el estado con la población latina mas grande, es un ejemplo del rol que la racialización ha tenido en el proceso político. A pesar del gran apoyo que recibió el presidente Reagan de parte de la comunidad latina en el 1980, los latinos hoy día están profundamente incorporado al partido Demócrata. Ni un candidato mediocre como el gobernador Davis pudo alejar a los latinos del partido. A pesar de una campaña intensa en las comunidades latinas de California el partido Republicano solo pudo atraer el 25% de los latinos a apoyar al republicano Simon. Lamentablemente, la falta de coherencia ideológica del partido Demócrata no motivo al electorado latino. A pesar que desde el 1996 el electorado latino había ido aumentando gradualmente en California, el proceso de crecimiento se estanco. En el 1998 el 13 por ciento del electorado era latino, y se esperaba que aumentara a 16 porciento en noviembre del 2002. Los latinos solo constituyeron un 10 por ciento del electorado.
En Nueva York, los latinos apoyaron a el republicano Pataki, un moderado que había hecho grande esfuerzos para obtener el apoyo latino. Su visibilidad en el apoyo a la lucha por sacar la marina de Vieques lo convirtió en una figura respetada en muchos círculos latinos, particularmente entre los boricuas. Se estima que Pataki recibió entre el 40-50 por ciento del voto latino. A pesar de contrario a lo que los medios de la prensa dominante arguyen, esto no necesariamente representa una tendencia permanente en el espectro político de el noreste de los Estados Unidos. Los boricuas no han estacionado sus intereses permanentemente en ese partido.
Pataki, convencido que en un estado fuertemente democrático, y donde la base tradicional de ese partido seguía aumentando (los afro-americanos y latinos constituyen el sector creciente de la población) era necesario desarrollar una campaña mas demócrata y menos republicana. Dennis Rivera, el boricua dirigente de la poderosa unión 1199, que organiza los trabajadores de la salud, apoyo el candidato Pataki. Así también lo hicieron la unión de los maestros. Contrario a la practica republicana, Pataki aumento los salario de los maestros y de los empleados de la salud, esto cemento el apoyo de estas organizaciones. Ademas, Pataki organización el grupo “Amigos de Pataki” el cual realizo bastante trabajo para captar el voto de la comunidad latina. Así, Pataki capto una porción de la comunidad latina representandose mas como demócrata, que de republicano.
En Tejas, los mejicanos, a pesar de una campaña mediocre de parte del candidato méjico-americano Tony Sánchez, se mantuvieron en el espacio político del partido Demócrata. El 72 por ciento del voto de los blancos estuvo claramente en el bando de el nuevo gobernador republicano Rick Perry. A pesar de que los medios dominantes de la comunicación consistentemente niegan el rol de la raza y la Racialización en el proceso político, la racialización se incrementa y evidencia en la creciente polarización racial y económica que refleja los Estados Unidos.
Como señalara recientemente el encuestador Stan Greenberg, la victoria republicana fue una victoria estrecha que se debió a la inhabilidad del partido Demócrata en captar a su base tradicional a través de un mensaje claro y distintivo. Muchos candidatos como Sánchez en Tejas trataron de imitar a los republicanos. Aparentemente, los republicanos son mas diestros en imitar a los demócratas que los demócratas en imitarlos a ellos.
Pero la realidad es clara, la Racialización en los Estados Unidos continua teniendo un peso significativo en el proceso político l igual que en otras esferas de la vida institucional norteamericana. De hecho, los datos de las elecciones de noviembre del 2002 indican que raza ha superado al genero, la edad y en cierta medida la clase económico, en término de la distancia entre el partido Demócrata y el Republicano. Tradicionalmente la mayor parte del voto femenino, se latino o blanco, se inclinaba por el partido Demócrata. Durante estas ultima selecciones ha comenzado una tendencia distinta donde el comportamiento electoral de las mujeres blancas se bifurca del resto de las mujeres en los Estados Unidos. Por ejemplo, los Demócratas perdieron apoyo entre las mujeres, antes, estos recibían alrededor de 8 porciento mas del voto de las mujeres que los republicanos. En estas ultimas elecciones, la diferencia se redujo a dos puntos de diferencia (48 por ciento republicanos y 50 porciento Demócratas). Y la diferencia se redujo fundamentalmente porque las mujeres blancas abandonaron su apoyo al partido demócrata. Las mujeres blancas apoyaron candidatos republicanos aventajaron por 9 puntos a las que apoyaron candidatos Demócratas. Las mujeres blancas demuestran estar moviendose mas cerca al voto del hombre blanco en los Estados Unidos. Su experiencia como mujer esta significada mas poderosamente por su experiencia racial que por la experiencia como mujer. Esta tendencia, en que raza se refleja como un factor mas determinante en el comportamiento electoral, se da en casi todas las categoría de los votantes. Entre los votantes casados, los que viven en los suburbios se da la misma tendencia, mas mujeres blancas votando por el partido republicano.
Entre los envejecientes, el patrón de el rol de la raza se repite. Hace cuatro años, los Demócratas aventajaban a los Demócratas entre los votantes de 60 años o mas. En estas ultimas elecciones, estos votantes votaron con el partido Republicano. El 51 por ciento de este grupo generacional voto con el partido republicano y 46 por ciento con el partido Demócrata.. De nuevo, entre los envejecientes blancos las distancia política es aun mayor, la brecha entre los que votaron republicano y los que votaron Demócrata se incrementa en 11 puntos a favor de los republicanos.
Usualmente, el partido Demócrata podía contar con una buena porción del voto de la clase media trabajadora norteamericana. Si la ultima elección es una premonición del futuro, este partido esta en un grave aprieto. Los republicanos ganaron el 51 porciento de los votantes con ingresos entre los $50,000 y $70,000 anuales, los Demócratas solo un 46 por ciento. De hecho, entre los votantes que han sido su base tradicional, aquellos que reciben ingresos entre los $30,000 y los $50,000, estos dividieron su apoyo entre los dos partidos. Pero los votantes blancos en esta categoría económico, apoyaron al partido Republicano por mas de 10 puntos. Solo en la categoría de los votantes que ganan menos de $30,000 anuales pudieron los Demócratas mantener una ventaja. Es este el electorado con las mas bajas tasa de participación y donde se encuentran muchos de los latinos y otros grupos racializados en los Estados Unidos.
En las semanas siguientes a las elecciones, el director del partido Demócrata declaro “No estoy seguro en que nos equivocamos.” El error consiste en negar el rol de raza y clase en el proceso político y en obviar la necesidad que existe de desarrollar un programa que responda a las necesidades de las grandes masas norteamericanas. Un estudio reciente del departamento de la vivienda federal indico que los latino, especialmente cuando intentan alquilar apartamentos en las grandes urbes norteamericana, sufren discriminación racial. Lo insólito, es que contrario a el pasado, cuando los afro-americanos sufrían la mayor parte de la discriminación, en muchas ciudades de los Estados Unidos, especialmente en Nueva York y los Angeles, los latinos sufren mas discriminación que los afro-americanos. Los latinos continúan enfrentando un proceso incrementado de “otredad” a la misma vez que se ven representadas por algunas imágenes suyas racializadas en los medios de comunicación. A pesar de el optimismo que expresan las imágenes blanqueadas de los latinos en los medios de comunicación, la crisis racial que predecía Ronald Takaki se insinúa lentamente entre los espacios sociales de la metrópolis norteamericana. La pregunta que hay que hacerse, ¿cual espacio ocuparan los latinos?
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