Hace un par de días leí las reflexiones de Felipe Luciano. Como Boricua nacido en Puerto Rico, casado con una Boricua criada en el Sur del Bronx, comparto las inquietudes y algunos de los señalamientos del paisano. Y noten que digo paisano, porque a pesar de los esfuerzos de la torre de marfil de “throw de baby with the bathwater” al criticar el nacionalismo, estigmatizarlo, demonizarlo, es ese nacionalismo el que moviliza a cientos de miles de Boricuas a organizarse en sus comunidades, desde Chicago, California, Nueva York y Orlando. Es ese sentido de pertenencia e identidad parejero “Yo soy Boricua pa’ que tu lo sepas” que le sirve de escudo contra el racismo y la supremacía blanca en los Estados Unidos.
Lo que sucede es que muchos en la torre de marfil se desligaron de las luchas comunales y de forma abstracta, con fachada anti-empiricista, crearon un muñeco de paja al que intentaron destruir como los niños rompen una piñata. La piñata, para que los niños le puedan dar tiene que estar atada a algo que le de acceso a los trancazos de los niños. Eso fue exactamente lo que hicieron muchos intelectuales (en la diáspora y en la isla) inspirado por teorías mal digeridas de teóricos franceses y norteamericanos. Hoy día vemos algunos de los resultados en la implosión de la lucha universitaria en Puerto Rico donde algunos de los mismos teóricos clavaron las ultimas cuñas (y ya sabemos que no hay peor cuña que la del mismo palo) en el ataúd de la lucha universitaria.
Pero hay otros responsables, en la isla, la negación del rol del racismo en la vida social puertorriqueña por algunos sectores ha contribuido a convertir la idea de la nación dividida en la nación fragmentada. La nación dividida era un concepto geográfico, la nación fragmentada es una descripción de un proceso de escisión donde se están creando dos realidades sociales distintas y posiblemente opuestas. Como se identifican los Boricuas racialmente en el censo nos prevé cambios fundamentales en las dos alas de la nación puertorriqueña. En el censo del 2010, es cierto que se disminuyo el por ciento de los que se identifican como blancos y aumento el por ciento de los que se identifican como negros. Por otro lado, lo contrario ocurre en los Estados Unidos en las comunidades Boricuas. Y aunque no han divulgado aun las estadísticas por estado, las del 2000 ya señalan la dirección de este proceso. En Florida, el 67.1 por ciento de los Boricuas se identifican como blancos, en California el 45.1 por ciento y en Nueva York el 44.8 por ciento. La nueva inmigración Boricua a los Estados Unidos trae consigo la negación de nuestra herencia cultural Africana y al igual que en México, la negación de los negro. Siempre ha habido multidimensionalidad en lo que significa ser Boricua, no hay que re-descubrir el mediterraneo. La nación puertorriqueña se va fragmentado con sectores que van en sentido contrario hacia . . .?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment