Cuba en
África: Historia Olvidada
Reseña: Piero Gleijeses Visions
of Freedom: Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa,
1976-19. 736 paginas. (The University of North Carolina Press, 2013)
Victor M. Rodriguez, catedrático, Universidad de
California, Long Beach (Autor: Latino
Politics in the United States: Race, Ethnicity, Class and Gender in the Mexican
American and Puerto Rican Experience. Kendall-Hunt, 2012.)
“El opresor mata dos veces, primero mata el cuerpo y
segundo, borrando las memorias.” Anónimo
“La Historia es el producto
del poder, pero el poder por sí mismo nunca es tan transparente que su análisis
sea superfluo. La marca definitiva del poder es su invisibilidad; el reto mayor
es revelar sus raíces.” Michel-Rolph Troillot.
Silencing the Past: Power and the Production of History
(Piero Gleijeses profesor de política exterior de los
Estados Unidos en la Universidad norteamericana Johns Hopkins tuvo acceso por
primera vez a documento confidenciales en Rusia, Cuba y los Estados Unidos. Ha
publicado numerosos libros sobre etapas anteriores del conflicto de Cuba y los
Estados Unidos y un libro sobre la intervención norteamericana en la Republica
Dominicana)
La sorpresa y el horror que le causó a los norteamericanos el saludo de
Raúl Castro y Obama durante las exequias de Nelson Rolihlahla “Madiba” Mandela
en Sur África, son el resultado de los esfuerzos consciente e inconscientes de
los forjadores de la narrativa norteamericana en los Estados Unidos de
reescribir la historia de la relación de los Estados Unidos con Cuba y el Sur
de África. La diplomacia imperial norteamericana siempre han estado
representada en un ropaje moral en donde los EUA representan el bien frente al
mal en un mundo maniqueo. Para lograr esto, como describió Noam Chomski, las
capas altas de la sociedad capitalista controlan los medios de producir ideas,
visiones de mundo y contribuyen a determinar lo que muchos consideran normal.
Usualmente, con sus excepciones, los medios de comunicación y distribución de
información proveen los marcos de referencia los cuales son utilizados por
grandes sectores de la población para encontrarle sentido a la realidad. La
realidad y las narrativas históricas son aceptada por las grandes mayoría si
encajan con su visión de mundo y de lo que es razonable dentro de una realidad
histórica concreta. Esto se logra, no solo con información sino también con la
falta de información. Hay veces que la ausencia tiene más poder formativo que
la misma presencia de información. Como decía el Pan Africanista Steve Biko
parafraseando a Franz Fannon, “la mente del oprimido es el arma más poderosa de
los opresores.” El consentimiento a la
opresión es producto de la falta de una narrativa histórica que contradiga la
propaganda diseminada de los medios de información. Es por esta razón que los
imperios modernos borran la historia de las poblaciones conquistadas para que
no tengan los recursos que la memoria colectiva le provee a grupos oprimidos
para retar la distorsión creada por las instituciones imperiales. No es una
coincidencia que la primera revolución en las Américas, luego de la
norteamericana, se diera en Haití en 1791. Las fuerza Haitianas que derrotaron
a las fuerzas francesas de napoleón Bonaparte, estaban mayormente conformado de
Africanos que habían nacido en África y quienes estaban aún inmersos en sus
culturas étnicas particularmente en sus culturas guerreras y religiosas. Esa
historia por ejemplo ha sido escondida y borrada de las narrativas a las que
tienen acceso la mayoría de los norteamericanos como muy bien has descrito el
antropólogo Haitiano Michel-Rolph Troillot.
El desconocimiento de esta y otras historias tiene dos funciones:
primero, contribuye a afirmar y reproducir la falta de un sentido de poder de
los oprimidos a la vez que permite la exaltación del opresor, segundo, parafraseando
al historiador radical norteamericano Howard Zinn, evita que esas memorias permitan
la revuelta que está a flor de piel.
Es impresionante
que a pesar de la obsesión norteamericana contra la revolución Cubana, obsesión
que aqueja a la cultura popular y diplomática norteamericana, el rol
independiente de los cubanos en la liberación de África pasó casi desapercibido
excepto en los sectores de la diplomacia e inteligencia norteamericana.
Gleijeses revela que a pesar de que sectores de la inteligencia norteamericana
sabían que Cuba no era una marioneta soviética, públicamente esa era la visión
que se representaba en el mundo de la política y los medios estadounidenses. Los
cubanos empezaron su rol internacionalista en África temprano en los 1960s. La Unión Soviética no apoyaba estas acciones
de los cubanos y de hecho Raúl Castro, jefe de las FAR pensaba que “si ellos
(URSS) nos dieran consejos estarían interviniendo en nuestros asuntos
internos.” Este sentido de independencia
de los cubanos fue fortalecido por la acción de la Unión Soviética durante la
crisis de los misiles en octubre 1962 cuando negoció a espaldas de los cubanos
y accedió a retirar los misiles soviéticos sin consultar con el gobierno
revolucionario. Ya la determinación de desarrollar una política internacional
distinta de los regímenes burocráticos socialistas de Europa tuvo su prueba
cuando Angola se preparó a constituir un estado independiente luego del colapso
de la dictadura portuguesa durante la rebelión de los militares en Portugal
contra el régimen fascista.
Angola, un país de 6 millones de habitantes con una población de 320,000
blancos libraba una cruenta lucha de liberación contra Portugal desde el 1961.
La revolución militar del Movimiento de las Fuerzas Armada (MFA) portuguesas en
1975 derrocó al gobierno “Nuevo Estado” fascista que era el gobierno
dictatorial más antiguo de Europa y quien mantenía su imperio a través de una
cruenta represión en las colonias y en la nación. La revolución de los
“Claveles” llevó al desmantelamiento de la guerra colonial portuguesa y al
inicio de la descolonización en Guinea-Bissau, Mozambique y Angola entre otras
colonias portuguesas. En el caso de Angola, rica en petróleo gracias al enclave
de Cabinda, la retirada de los ejércitos portugueses y la independencia de
Angola en 1975 fue seguida de una guerra civil entre las guerrillas que habían
conducido la guerra de liberación. Las Fuerzas Nacionales por la Liberación de
Angola (FNLA) dirigida por Roberto Holden, la Unión Nacional Por la
Independencia Total de Angola (UNITA) dirigida por Jonás Savimbi y el
Movimiento Popular por la Liberación de Angola (MPLA) dirigido por Agostinho
Neto se enfrascaron en la primavera en una guerra fratricida. Cada grupo
representaba distintas etnias de la nación angolana pero el MPLA era el más grande
y diverso ya que su plataforma estaba basada en la lucha de clases lo que le
dio más amplitud de apoyo de diversos grupos a través de la nación Angolana. El
MPLA, influenciado por el marxismo también tenía blancos en sus huestes a la
vez que tenían un buen número de cuadros con educación universitaria.
Aprovechando las divisiones entre las fuerza de liberación los Estados
Unidos y Sur África comenzaron a enviar apoyo material a ambos grupos el FNLA
de Holden y UNITA de Savimbi. Los Sur Africanos querían mantener su dominio
regional en Sur África el cual era esencial para mantener el Apartheid.
Pretoria no confiaba en el MPLA de Neto pues sabía que estos apoyaban el
desmantelamiento de los sistemas coloniales y raciales en el cono sur de África
y apoyaban el Congreso Nacional Africano (CNA) dirigido por Nelson
Mándela. El MPLA, apoyado por la Unión Soviética
representaba un peligro para la dominación ilegal que Sur África mantenía sobre
Namibia. La Organización de la Naciones Unidas (ONU) había llegado a un acuerdo
para celebrar elecciones en el territorio que anteriormente era controlado por
los alemanes. Este acuerdo fue ignorado por Pretoria a la vez que manipulaba
organizaciones dentro del territorio. Ambos,
el FNLA y UNITA habían logrado acuerdos de coexistencia con Pretoria por lo que
no constituían un reto al sistema de Apartheid. Los norteamericanos, por su
lado, envueltos en la guerra fría seguían la política elaborada el departamento
de estado bajo Henry Kissinger. El objetivo de la política extranjera era la de
evitar que el MPLA subiera al poder aun cuando sabían que el MPLA no iba a
afectar los intereses económicos y estratégicos de los Estados Unidos. El FNLA
era descrito como una organización totalmente corrupta por el Cónsul General de
los Estados Unidos en Luanda, la capital de Angola. Y Jonás Savimbi era un
guerrero sediento de poder dispuesto a sacrificar su gente para lograr sus
objetivos.
En agosto de 1975 los primeros instructores militares cubanos llegaron a
Angola. Los soviéticos solo ofrecían un tímido apoyo pues no querían afectar
las negociaciones de reducción de armas nucleares con los Estados Unidos (SALT
II) y además desconfiaban de Agostinho Neto el líder del MPLA. Neto era un intelectual, poeta y muy
independiente a la vez que autoritario. Pero en Septiembre Washington y
Pretoria estaban preocupados porque el MPLA estaba ganando la guerra
civil. Esto no se debía a la ayuda
militar cubana (aunque habían tropas cubanas en el país), ni a su poderío
militar ya que el FNLA y UNITA estaban mejor equipados por los sur africanos y
norteamericanos. Según el director de la estación de la Agencia Central de
Inteligencia en Luanda el MPLA era más “efectivo, mejor educado, mejor
entrenado y más motivado.” Washington
urgió a Pretoria que interviniera en la guerra civil para cambiar su
curso. El 13 de octubre 1975 las Fuerzas
Armadas Sur Africanas invadieron Angola desde Namibia donde estaban sus bases. En
su camino hacia la capital Luanda, las fuerzas del MPLA no pudieron resistir el
avance del ejército más poderoso y mejor equipado de África. Además del apoyo
económico y militar de los Estados Unidos, Pretoria sostenía una relación muy
cercana con el estado de Israel quien también apoyaba a Sur áfrica
políticamente (contactos con los congresistas en los EUA) y con equipo militar (que a su vez había
recibido de los EUA). Neto había pedido
ayuda a Cuba para resistir el ataque Sur Africano (aunque los creadores de los
mitos en los Estados Unidos han escrito que los cubanos llegaron primero y que
los Sur Africanos intervinieron después) y el 4 de Noviembre de 1975 Fidel
Castro envía tropa cubanas a Angola.
Las tropas cubanas aunque inferiores en número (transportar tropas a
través del Atlántico fue una épica histórica para un país pequeño como Cuba)
lograron detener la avanzada militar del ejército sur africano. Según el
historiador oficial Sur Africano de la guerra profesor F. J. du Toit Spies,
“los soldados cubanos raramente se rendían, combatían alegremente hasta la
muerte.” Los Estados Unidos preocupado por los acontecimientos se distanciaron
de Sur África y condenaron la invasión que ellos mismos habían promovido.
Pretoria, aislado internacionalmente, a través de su ministro de defensa criticó
a los Estados Unidos por haberlos conminado a invadir y luego abandonarlos
frente a la opinión pública mundial. El
26 de marzo 1976, empujados por las tropas cubanas y estando aislados de la
opinión pública mundial, los sur africanos se retiraron de Angola y regresaron
a sus bases en Namibia.
Como explica Gleijeses, la humillación sufrida por los Estados Unidos y
su subalterno Sur áfrica, llevaron a los
portavoces del departamento de estado norteamericano de utilizar el mito de la
guerra fría para representar a Cuba como una marioneta de la política exterior
soviética. De esta forma la derrota no era producto de un pequeño país sino la
responsabilidad de otro poder mundial europeo. Pero, como la Agencia Central de
Inteligencia reveló en el 1981, la operación cubana fue unilateral y realizada
de forma apresurada. Más tarde, aun el mismo Henry Kissinger tuvo que admitir
que el apoyo internacionalista de Cuba no fue forzado por los soviéticos ni fue
hecho para pagar por el apoyo económico y militar de la URSS. Lo que motivó a los cubanos, en particular a
Fidel Castro era la auto defensa de Cuba y un sentido de misión revolucionaria
de apoyar las luchas de liberación anti imperialistas. Cuba no recibió
beneficios económicos de la gestión, solo prestigio y el agradecimiento de los
países Africanos a los que contribuyó su apoyo a su libertad.
Otro factor que resulta claro de la investigación y evidencia encontrada
por Gleijeses en los centenares de documentos a los que tuvo acceso, es que los
cubanos no eran un ejército mercenario contrario a lo que los propagandistas
norteamericanos y la derecha del exilio cubano han tratado de propagar. Cuba
siempre le ofreció al gobierno de Angola retirar sus tropas cuando así lo
quisieran los Angolanos. De hecho, sorprende saber, a pesar de los mitos
creados por la maquinaria propagandística norteamericana que Cuba no recibió
pago por el rol de las tropas en Angola. De hecho, relata Fidel que en
ocasiones, habían enviado un buque mercante con comida para seis meses y al mes
ya se había terminado porque los cubanos terminaban alimentando también a los
Angolanos. Los cubanos siempre fueron muy cuidadosos de asegurarse que su
participación en la guerra era una de proteger a Angola de la violación de las
fronteras por Sur África y no de intervenir en la guerra civil a favor de uno u
otro bando. Aunque hubo excepciones, los cubanos entrenaban las fuerzas armadas
de Angola (Fuerzas Populares de Angola—FAPLA) pero evitaban participar en
acciones militares de la guerra civil. Esto era la política cubana a pesar de
las muchas presiones de los Angolanos a que participaran en la lucha contra,
particularmente, la UNITA. Las tropas cubanas
permanecieron en Angola hasta la segunda invasión de Sur África y su
participación fue determinante en la liberación de Namibia y el desplome del
Apartheid en Sur África. De hecho, desde
el 1976 hasta el 1978 fueron gradualmente removidas las tropas cubanas, luego
de la primera derrota de Sur África, hasta que solo permanecieron los
instructores militares cubanos. Los Angolanos pidieron que los médicos cubanos
permanecieran dado el pobre estado de la infraestructura de salud de Angola.
La segunda etapa de la guerra contra Sur África se dio en el 1987 y
termino en 1988 con la victoria Cubana sobre las fuerzas de la Fuerzas De
Defensa Sur Africanas (FDSA). Entre los
soviéticos y los cubanos existieron serias diferencias sobre estrategia
militar. Por ejemplo, en el 1985 las Fuerzas Armadas Para la Liberación de
Angola (FAPLA) lanzaron una gran ofensiva desde Cuito Cuanavale hasta Mavinga
en la región este del país cerca de la frontera con Namibia, la idea era montar
un ataque a Jamba que era la base militar principal de Jonás Savimbi y UNITA.
Esta ofensiva era promovida por los soviéticos y los Angolanos aceptaron la
estrategia. Era tentador pensar que podrían darle un golpe mortal a las fuerzas
de la UNITA. Los cubanos, sin embargo desde el principio no estuvieron de
acuerdo. El Coronel General Konstantin Kurochkin jefe de las fuerzas soviéticas
había tenido un rol destacado en la guerra en Afganistán por lo que los
Angolanos tomaban muy en serio sus consejos.
Por otro lado el General Polo Cintra Frías, jefe de las fuerzas cubanas
desde el 1983 no estaba de acuerdo con la estrategia de Konstantin y
sostuvieron discusiones en ocasiones acaloradas sobre los méritos de un ataque
a través de Mavinga. Esa área del este estaba casi desierta no tenía ningún
valor económico y además estaba muy cerca de Namibia donde los sur africanos
tenia bases aéreas lo que le daba supremacía aérea en toda la zona. Las FAPLA
no tenían equipo, ni aviones ni baterías anti-aéreas, para repeler un ataque
aéreo. Además, para suplir las tropas era necesario transitar una distancia
larga desde donde los cubanos tenían su línea de defensa. Según los angolanos
Konstantin tenía una perspectiva muy académica basada en su experiencia en la Segunda
Guerra Mundial. Su conocimiento sobre la guerra de guerrillas era limitado.
Konstantin se quejó de Polo en Moscú y La Habana pero Polo, apoyado por Fidel se
mantuvo como dirigente de las fuerzas cubanas hasta el 1986. Durante este
periodo los soviéticos y los cubanos tuvieron que aguantar las acciones
intempestivas del nuevo presidente Angolano Eduardo Dos Santos luego de la
muerte de Nieto en el 1979. Dos Santos
había comenzado una negociaciones con Washington y Pretoria sin informar a sus
aliados soviéticos y cubanos.
Al final de cuentas los Angolanos, asesorados por los soviéticos
decidieron lanzar una ofensiva contra la base central de UNITA en Jamba a
través de Mavinga en el este de África. Los angolanos fueron persuadidos porque
los soviéticos proveían los materiales de guerra y además la ilusión de poder destruir de un golpe la
base central de la UNITA era bastante seductora para los angolanos. La ofensiva
se llamó Segundo Congreso en honor al congreso del MPLA, pero tal y como habían
advertido los cubanos la acción resulto un desastre para los angolanos. Los cubanos habían advertido que estos
retiraron sus tropas pues no estaban de acuerdo en participar en una operación
militar que ellos consideraban aventurera e irresponsable. Los cubanos no querían arriesgar más vidas
cubanas en una acción que consideraban temeraria e incorrecta desde el punto de
vista de estrategia militar. En agosto del 1985 cerca de 6,000 soldados acompañados
de 60 asesores militares soviéticos comenzaron la marcha desde Cuito Cuanavale,
pasando por Mavinga para lograr llegar a Jamba.
Las Fuerzas de Defensa de Sur África (FDSA) utilizaron su fuerza aérea y
la artillería dentro de Angola y atacaron masivamente las FAPLA. El ministro de
defensa sur africano Malan se escudó de la realidad que las FDSA estaban dentro
de Angola diciendo que meramente habían estado persiguiendo las fuerzas de la
organización guerrillera de Namibia, la Organización Africana del Pueblo del
Sur Oeste (SWAPO) del patriota Namibio Sam Nujoma. Luego, Malan informó a la
prensa que de hecho estaban ayudando a las fuerzas de Jonás Savimbi (UNITA).
Esto hizo oficial la intervención de Sur África en la guerra civil de Angola. A pesar de la admisión de Malan, Jonás
Savimbi, en una conferencia de prensa alego que “ni un soldado sur africano
está envuelto en Mavinga.” Savimbi en una conferencia de prensa exhibió a un
piloto angolano el cual le dijo a la prensa que los sur africanos no estuvieron
envueltos en la batalla. Además, soldados de UNITA se tomaron fotos posando
frente a equipo angolano destrozado asumiendo poses de héroes.
Debido a que Namibia, ocupada por Sur África, estaba bajo la supervisión
de la ONU habían resoluciones que demandaban que Sur África permitiera elecciones para decidir su destino,
pero los sur africanos manipulaban la opinión pública internacional con el
concurso de los Estados Unidos e Israel. A pesar de que la Organización
Africana del Pueblo del Sur Oeste (SWAPO) era reconocida por la Organización de
las Naciones Unidas como un movimiento liberador, las FDSA, conducían ataques
militares para destrozar sus bases militares dondequiera que estuvieran. El
consejo de seguridad de la ONU aprobó una medida criticando a Sur África pero
los Estados Unidos se abstuvieron de votar a favor de una sección de la
resolución donde les pedían a los miembros de la ONU que ayudaran a reforzar
militarmente a Angola contra la intervención de Sur África.
Las tropas de la FAPLA fueron derrotadas y forzadas eventualmente ser rescatadas
por otra brigada angolana y luego como sugerían los cubanos se retiraron hasta
Cuito Cuanavale. Los soviéticos no permitieron que su fuerza aérea defendiera a
los angolanos pero enviaron helicópteros para rescatar a los asesores
soviéticos. La fuerza aérea cubana, muy lejos del escenario de guerra solo pudo
defender a los angolanos por limitado tiempo ya que la distancia solo le dejaba
poco combustible para contraatacar. A pesar de la situación precaria los
asesores soviéticos aun sugerían que después de recibir los pertrechos las
brigadas angolanas debían de resumir el ataque. Los cubanos sugirieron que se
retiraran hasta Cuito Cuanavale y que dejaran gran parte del equipo para
aligerar su movilización y así sucedió.
Los soviéticos, posteriormente entendieron
que no había alternativa y prometieron enviar más equipo al ejército de Angola
incluyendo baterías anti-aéreas. Los cubanos y la Agencia Central de
Inteligencia estuvieron de acuerdo en caracterizar el esfuerzo de las FAPLA
como evidencia de cómo las fuerzas habían mejorado su efectividad. La
supremacía aérea sur africana determinó la conclusión final de esta etapa de
guerra. Más de 2,000 angolanos de los 6,000 que participaron en esta batalla
perecieron.
Es interesante como en muchas ocasiones los cubanos, incluyendo a Fidel
Castro, trataron de explicarles a los soviéticos lo errado de su estrategia.
Los soviéticos querían crear un ejército convencional para lidiar en una guerra
de guerrillas. Esto resultó en que había
dos ejércitos, uno convencional bien equipado pero sin estar desarrollando
experiencia en los campos de batalla y otro ejército mal equipado luchando la
guerra una guerra convencional contra la guerrilla de UNITA. En una reunión que
el nuevo ministro soviético de asuntos extranjeros Shevardnadze en La Habana,
Castro le explicó a Shevardnadze lo erróneo de la estrategia militar soviética
que había conducido a la debacle en Mavinga.
Fidel Castro le dijo a Shevardnadze que no fue la UNITA la que derrotó a
la FAPLA sino que fue la fuerza aérea de las FDSA. Continuó explicando que era
necesario crear la fuerza y los recursos para enfrentar al poderío sur
africano. Para eso era necesario que los soviéticos les proveyeran más Migs 25
y 29 a los cubanos para cambiar la correlación de fuerzas. Estas conversaciones
fueron seguidas por conversaciones entre los militares cubanos Ulises Rosales y
otros incluyendo a Jorge Risquet donde claramente explicaron la necesidad de
apertrechar la fuerza aérea cubana.
La Segunda Etapa: 1986-88
Al final del 1986, y a pesar de la derrota de Mavinga los soviéticos aun
deseaban una ofensiva masiva contra la UNITA. Konstantin, el enviado del
secretario de defensa soviético Sergey Sokolov le dijo a Fidel Castro en una
reunión en Luanda, Angola que ellos querían una ofensiva y que le iban a
proveer los recursos necesarios (baterías anti aéreas etc.) a los angolanos
para resistir la fuerza aérea de la FDSA. Castro no quería que se enfrascaran
en una batalla en el este donde estaba la base de UNITA en Jamba, sino en el
suroeste para enfrentarse al ejército sur africano. Castro había dicho que el
objetivo no debía ser Namibia sino el apartheid. Los soviéticos seguían en su
posición preocupados por sus relaciones con los Estados Unidos. Los cubanos
siempre fueron persistentes en sus diálogos con los soviéticos al punto que
algunos de los jefes militares soviéticos se sentían “irritados” por la
persistencia cubana.
La intervención militar de la Unión Soviética en Afganistán, los cambios
que empezaban a darse al interior de la URSS, la preocupación de los Soviéticos
por sus relaciones con los Estados Unidos (la economía soviética estaba en
crisis) y la falta de experiencia de los estrategas militares rusos (comparado
a los cubanos) limitó e impidió una ayuda más consistente y eficaz al conflicto
en Angola. Después del malogrado ataque a Mavinga que los cubanos no habían apoyado
por considerarlo aventurero, las FAPLA estuvieron en una mala situación cuando
se replegaron a Cuito Cuanavale. Cuito Cuanavale no era una gran ciudad era una
pequeña aldea con un aeropuerto pequeño y en malas condiciones. La 8va brigada
del FAPLA que escoltaba un convoy de municiones y comida para Cuito Cuanavale
fue intensamente atacado por la fuerza aérea sur africana quien aún controlaba
el espacio aéreo. Cuando arribaron a
Cuito al final del 1987 estaban tan desmoralizados que los asesores soviéticos
hacían planes para evacuar a sus asesores. En Diciembre 1987 llegaron los
primeros refuerzos cubanos 106 fuerzas especiales y 15 oficiales quienes de
inmediato comenzaron a reorganizar las tropas angolanas contribuyendo a
levantar la moral de los combatientes. Para enero del 1988 ya había 1,500
soldados cubanos.
El mes de noviembre 1987, Fidel Castro había decidido lanzar la Maniobra
XXXI aniversario para cambiar el curso de la guerra en Angola. Cuba había construido
un aeropuerto en Menongue que le permitía a la fuerza aérea cubana estar más
cerca del escenario de batalla. Aun
cuando los pertrechos que los soviéticos habían prometido no habían llegado,
Fidel decidió que enviaría los mejores pertrechos, baterías anti aéreas,
pilotos y aviones con los que Cuba contaba. Los sur africanos pensaban que el
tiempo les favorecía pero esta movilización cubana cambio el escenario de la
guerra en Angola. La ruta desde Menongue hasta Cuito era la única vía para
abastecer a las tropas en Cuito y ahora con la supremacía aérea cubana la vía
de comunicación estaba asegurada. Como los MIGS cubanos protegían el área la
artillería poderosa sur africana no
podía atacar ya que se convertían en un blanco de la muy efectiva fuerza aérea
que Cuba se había desplegado en el sur de Angola. Desde diciembre las Fuerzas
de la Defensa Surafricana (SADF) había declarado en un informe que los Cubanos
tenia supremacía aérea. Aunque Gleijeses tuvo acceso a muchos documentos
desclasificados de Sur África aún no han desclasificado documentos relacionados
con este periodo. Los SADF a través del director de operaciones en Pretoria
alegaban que solo tenían 5,000 hombres desplegados en el área. Luego del
fracaso de la campaña dijeron que solo había 3,000 soldados envueltos en los
conflictos. Comoquiera eran las fuerzas convencionales más grandes que los SADF
habían utilizado en el conflicto. La falta de una victoria en Cuito Cuanavale
estaba afectando la moral de las tropas sur africanas. Otro asunto
desmoralizador era, de acuerdo con el Coronel Fred Rindle, el agregado militar
de la embajada sur africana en Washington D.C., la perdida de los “muchachos
blancos” estaba poniéndose insostenible políticamente. Las fuerzas del SADF
utilizaban oficiales blancos y algunas tropas de sur africanos negros pero era
la perdida de los blancos lo que preocupaba a Pretoria.
Mientras tanto la moral de los
angolanos y los cubanos estaba muy altas. En una entrevista que realizo el
London Times un combatiente internacionalista cubano Ernesto Garcia Ramirez le
decía al periodista Jan Raath “contaba los días para estar de regreso en
Santiago de Cuba con su esposa y dos hijos” Pero añadió que “estaremos aquí
cuanto sea necesario pues esta es una causa justa.” La situación había mejorado
tanto para los cubanos y angolanos que el “U.S. Joint Chief of Staff” determino
que la situación para los sur africanos era difícil y que la superioridad aérea
de los cubanos era palpable y que se notaba la ausencia de la fuerza aérea de
SADF. Las fuerzas armadas de Sur África concluyeron lo mismo en un informe.
Aunque no hubo una batalla final en Cuito Cuanavale la derrota de Sur África
tuvo un poder simbólico para los africanos. Primero, la victoria cubana y su
supremacía aérea y segundo, la victoria defensiva de los cubanos y angolanos
manteniendo los sur africanos fuera de su área de control constituyeron
victoria psicológica para ellos y desmoralización para las SADF. El significado simbólico fue mejor descritos
por las palabras de Nelson Mandela el esfuerzo cubano “destruyo el mito de la
invencibilidad del opresor blanco... (Y) inspiró a las masa africanas en lucha
en Sur África…Cuito Cuanavale fue el punto de viraje para la liberación de
nuestro continente---y de mi pueblo---de la plaga del Apartheid.”
Pero fue la actividad militar de Cuba en el oeste del país lo que
intimidó a los sur africanos ya que la incertidumbre sobre si los cubanos
tenían intenciones de invadir a Namibia donde los sur africanos tenían sus
bases militares. Esta invasión no hubiera podido ser detenida ya que los
cubanos habían movilizado decenas de miles de combatientes equipo y ya era
tropas con experiencia y motivación. Se calcula que los cubanos tenían 40,000
tropas listas para la acción de ser necesario.
Eventualmente la lucha popular dentro de Namibia, la presión militar de
Cuba y luego de la SWAPO de Sam Nujoma llevó a que las fuerzas de Sur África
dejaran el país. Aun el conservador Washington
Times llegó a esta evaluación. Pero
aun a estas alturas el imperio quería re-escribir la historia y borrar de la
memoria colectiva esta derrota del imperialismo. En un discurso de Ronald
Reagan en la Universidad de Virginia dijo que “la retirada de 50,000 efectivos
cubanos de Angola fue el resultado de la intervención norteamericana y el
segundo revés militar de Cuba desde la invasión norteamericana de Grenada en el
1983.” El ministro de relaciones
extranjeras de Cuba Isidoro Malmierca respondió “La historia establecerá… el
verdadero significado del marco de los acuerdos que han sido firmado
independientemente de las mentiras y distorsiones que podemos esperar.”
El 25 de mayo de 1991 el último grupo de tropas cubanas llegaron a La
Habana donde recibieron un recibimiento de héroes. El legado del esfuerzo
cubano legó una Namibia libre, en las elecciones el partido de San Nujoma SWAPO
gano 57.3 por ciento mientras que los opositores del pro-sur africano Partido Alianza
Turnhalle perdió con 28.6 por ciento. También
aseguró la independencia de Angola ya que en las elecciones del 1992 las
fuerzas angolanas de la UNITA bajo Jonás Savimbi fueron derrotadas. MPLA
recibió el 53.74 de los votos mientras que UNITA solo recibió el 34.10 por
ciento. Luego Savimbi perdió el apoyo norteamericano y luego de otro limitado
conflicto militar iniciado por Savimbi al no aceptar el resultado de las
elecciones perdió su escasa influencia. Savimbi murió de causas naturales en el
2002.
Piero Gleijeses trata de elucidar cual fue la motivación de los cubanos
y Fidel para embarcarse en un conflicto tan riesgoso como el de Angola.
Encontró que la inteligencia norteamericana evaluó correctamente, ya que según
el director de la Junta Nacional de
estimados de la Agencia Central de Inteligencia en el 1963 dijeron que Castro
“es primero que todo un revolucionario.”
Henry Kissinger por otro lado dijo que Castro había enviado la tropas a
Cuba porque era probablemente el más genuino revolucionario en el poder.”
Castro “le da particular importancia a mantener una política extrajera con
integridad y principios.” No es que la “política no tenga contradicciones…pero
en cuestiones de importancia básica como el derecho y el deber de apoyar
movimientos nacionalistas revolucionarios y gobiernos amigos en el tercer
mundo, Castro no permite transar por ventajearías económicas o políticas.”
Pocos conocen la magnitud del esfuerzo cubano, pero en el Mural de la
Libertad en Sur África los únicos nombres de combatientes extranjeros son los
nombres de los internacionalistas cubanos y cubanas que ofrendaron su sangre
por la libertad en Angola.